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Los libros de cine no abundaban en 1946. Tal vez por ello las agudas anotaciones de Cocteau decidieron la vocación de varios futuros cineastas. Un tal Jacques Rivette toma tras la lectura de este libro la decisión de montar al tren que lleva de Rouen a París para hacer películas; un tal Jean-Luc Godard se lo regala años des pués a Anne Wiazemsky, diciéndole que es el mejor libro sobre cine que conoce. Pero, en contraste con el aspecto feérico de la historia, los detalles que Cocteau consigna son a menudo los más grisáceos. A la economía de posguerra se suma el efecto que en la salud de Cocteau tuvieron los trabajos pesados del cine. ¿Qué había en las fatigas narradas en este libro que, pese a todo, acertaba a colocar el cine por encima de lo demás en la imaginación de sus jóvenes lectores?