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En medio de la agitaciòn de la cual está siendo testigo el mundo, la tarea de repensar la política democrática es más urgente que nunca. Para aquéllos que se rehúsan a ver el capitalismo democrático liberal"en verdad existente" en el "final de la historia", la democracia radical es la única alternativa. Si la Izquierda ha de aprender de las trágicas experiencias totalitarias del siglo XX, tiene que adoptar una actitud diferente para con la democracia liberal y reconocer sus puntos fuertes así como revelar sus falencias. En otras palabras, el objetivo de la Izquierda debería ser la extensión y profundización de la revolución democrática iniciada hace doscientos años. Dicha perspectiva no implica el reemplazo de la democracia liberal por una forma política completamente nueva de sociedad, como lo sugiere la idea tradicional de revolución, sino una radicalización de la tradición democrática moderna. Eso puede lograrse mediante una crítica inmanente, por el empleo de re