TIENE EN SU CESTA DE LA COMPRA
en total 0,00 €
Acercarse a la figura de Iris Murdoch requiere dejar atrás estereotipos y lugares comunes y hacer un esfuerzo por comprender a una autora que se aleja de cualquier categorización sencilla tanto en lo personal como en lo intelectual. Murdoch vivió en Londres desde que tenía apenas unos meses, pero se definió siempre como irlandesa o anglo-irlandesa. Militó de joven en el Partido Comunista y acabó declarándose admiradora de las políticas de Margaret Thatcher. Tuvo una agitada vida sentimental y sexual y disfrutó de un matrimonio largo y sólido. Estudió en pleno auge de la filosofía analítica y quedó deslumbrada por existencialismo sartreano. Fue tutora en Oxford durante más de catorce años y abandonó su puesto para dedicarse a escribir novelas de gran popularidad. La lectura de su correspondencia, parcialmente publicada en el Reino Unido, la revela además como una mujer de ánimo cambiante. Murdoch habla con frecuencia de estados depresivos y al mismo tiempo se muestra llena de proyectos y ambiciones. Y en cada carta parece querer tanto y de manera tan especial a su destinatario que acaba sembrando dudas sob