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Esta obra repasa la fabricación cultural de las naciones europeas. Sus identidades han surgido de un trabajo colectivo y voluntarista que se ha apoyado sobre los nuevos medios de comunicación. Es una lección de historia a tener en cuenta, sin duda, para la Unión Europea.
Las identidades nacionales no son hechos de la naturaleza sino construcciones. La lista de elementos básicos de una identidad nacional es hoy bien conocida: unos antepasados fundadores, una historia, unos héroes, una lengua, monumentos, paisajes y un folklore. Su puesta a punto fue la gran obra común llevada a cabo en Europa durante los dos últimos siglos. La militancia patriótica y los intercambios transnacionales de ideas y de conocimientos especializados han creado identidades muy específicas, pero similares en su diferencia.
Forma de organización política estrechamente ligada al desarrollo del capitalismo industrial, la nación ha basado su legitimidad en el culto de la tradición y la fidelidad a una herencia colectiva. La exaltación del arcaísmo acompañó a la entrada en la modernidad.
La creación de las identidades nacionales relata desde la invención de las epopeyas bárbaras a la concepción de los museos de etnografía, de la elaboración de las lenguas nacionales a la de los paisajes emblemáticos o las costumbres típicas, esta obra repasa la fabricación cultural de las naciones europeas. Sus identidades han surgido de un trabajo colectivo y voluntarista que se han apoyado sobre los nuevos medios de comunicación. Lección de historia a tener en cuenta, sin duda, para la Unión Europea.
Anne-Marie Thiesse, directora de investigación en el Centre National de la Recherche Scientifique de París, es especialista en historia cultural. Ha publicado estudios sobre la literatura de novelas-folletines, sobre las identidades regionales y nacionales de Europa.