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Nunca antes se consideró el parto como una enfermedad, por lo que jamás se asistió en los hospitales, sino que había unos establecimientos, las maternidades, donde se asistía a las embarazadas que no disponían de un hogar adecuado o que ni siquiera tenían un hogar. Antes se paría, se comía, se padecían y se curaban las enfermedades en casa; a veces, incluso, se trabajaba en casa, en casa se divertía cada familia a su gusto Hasta la última y definitiva actividad humana, morir, transcurría en el hogar. En la vida moderna, la casa es solo el lugar donde se duerme, se lava y se viste uno, donde todos están de paso, y los acontecimientos más importantes, el alfa y el omega de la vida, nacer y morir, se ejecutan fuera del hogar y de la familia, entre aglomeraciones de desconocidos. AUTOR (1914-2005) vivió entregada a la mujer en todas sus facetas, transmitiéndole el derecho y saber natural de concebir, dar a luz y criar, así como la toma de responsabilidad en el íntimo acto de parir. Decía que su buena madre le había enseñado a arreglar las cosas, y, con el paso de los años, se dispuso a «arreglar» el parto. D