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Ranilda se consideraba tan fea que no soportaba
ver su reflejo en el agua; su amigo galápago la
convenció, gastándole una broma, de que no era
una rana: ¡solo recuperarás tu forma humana si
consigues que una mujer te bese!
La belleza está en los ojos de quien mira y nos
mira; este álbum nos advierte de que, muchas
veces, son nuestros ojos los únicos que insisten
en afearnos.